viernes, 13 de mayo de 2011

La globalización del plagio y los piratas del arte


Los corsarios virtuales

Gracias a internet y sus redes sociales la comunicación actual es instantánea y el acceso a la información es inmediato. Con un simple “clic” es posible introducirnos en la vida y la obra de otros artistas, contemporáneos o no. Hay que estar muy atentos porque, si por un lado la web nos permite divulgar nuestras obras, por otro lado facilita el pirateo de trabajos, ideas, conceptos, textos, denominaciones, estilos, frases, etc.
Considerando que este medio da una falsa sensación de anonimato, los corsarios del arte actúan impunemente y, como si fuera poco, son tan sinvergüenzas que luego publican en sus redes sociales el producto o subproducto de sus saqueos. Si navegamos la web y ponemos un poco atención podremos ver millares de ejemplos. Gente que posta en su Blog y publica en su Facebook copias o directamente trabajos ajenos, incluso de pintores, escritores y músicos consagrados, sin que jamás citen la fuente.

Cantando con la voz ajena

Así vemos que un Josecito González publica y se atribuye un hermoso poema… de Silvio Rodríguez! Pedrito copia a Romero Brito y publica sus plagios; fulanita “recrea” la figura central de mi obra Mural “Ka’agüi sy ha nhande tekoha” y la publica en su blog.

Otros, más creativos pero no menos piratas, se apropian de los lenguajes plásticos. Al carecer de voz propia se adueñan de voces ajenas para lograr expresarse, pero quien tiene el oído y la mirada afinados sabrá notar quien es un mero imitador. Hay quienes imitan a Joaquín Sabina, pero lo hacen conscientes, sin la intención de engañar al público diciéndoles que es autor, compositor y dueño de esa voz. En artes plásticas están los falsificadores profesionales de obras maestras de autores consagrados y los imitadores que se suben a cualquier tema y autor que se destaque del resto. Cuando Botero está de moda, lo imitan, si Carpani hubiese sido boliviano o venezolano (lo ideal para el que plagia ideas es que el plagiado viva lejos), lo hubieran copiado e imitado, sin citarlo. Es vergonzoso. Otros aseguran que hacen “arte indígena” y su trabajo consiste en copiar de la web el arte originario y plasmarlo literalmente, sin tener la capacidad de, al menos, recrearlo.

Las metáforas sobre el Quinto y otros tantos Paredones

En mi caso, no siendo un artista consagrado; aunque no me sorprende, me indigna que a falta de ideas e identidad cultural propias se apele a la piratería, a la imitación del lenguaje plástico y forma de expresión que vengo desarrollando hace 15 años. Me avergüenza que haya colegas que muy audaz y ligeramente se atribuyan el “estilo” Neoguaraní para designar a sus performances y otros, no menos audaces, que al cuarto o Quinto día (de un día para el otro) mágicamente conciben un lenguaje, tomando para sí la idea de introducir elementos gráficos en las figuras humanas, forma propia que introduje en 1.996 para resemantizar la pintura corporal de los guaranís. Si bien es cierto que las grafías son de dominio público, pero no así su forma de aplicar.

Me fastidia y me asombra que a cambio de aplausos y elogios se usurpe las ideas ajenas y peor aún porque los piratas sean artistas que por un lado pregonan la sociabilización del arte, pero por otro lado, ante la incapacidad de crear y tener ideas propias, roban, globalizando el plagio.

Los conquistadores virtuales: el muerto se asusta del degollado

Es irónico que aquellos artistas que en sus obras y discursos critican y condenan a los colonizadores, a las multinacionales y a los explotadores de turno por usurpar los bienes materiales y culturales ajenos, actúen de la misma manera que aquellos que critican (sic”). Es decir que ganan notoriedad, poder y prestigio gracias al trabajo y al esfuerzo ajeno. Viéndolos actuar así me siento el propio Túpac frente a los bestiales y hoy virtuales conquistadores que, lápiz, pincel e internet en mano (léase espada, porque hieren y matan) me despojan de mis ideas. Cuando se procede de la forma que se critica se es hipócrita; más popularmente se diría que esa actitud es como escupir para arriba: el propio escupitajo caerá en la cara de quien escupe.

Muchos colegas buscan con obstinación el bullicio de la notoriedad y la ética, que es más salubre, se apoca delante del ansia por la fama. De ahí mi indignación ante el gesto de usurpar y plagiar sin el menor respeto por el trabajo y la trayectoria ajena. En mi caso, como no me falta creatividad ni ética, no me apropié del trabajo ni de la denominación dada por otros a su lenguaje, no me subí a lo que se puso de moda en internet ni me monté en la originalidad o el esfuerzo ajeno para apropiarme de él ni para granjearme reconocimiento u elogios.

Ética y estética

El lenguaje Neoguaraní revela y encarna muchos años de trabajo e investigación seria, se trata de concepto que entraña una forma de pensar y de hacer, como también es una manera conducirse y actuar éticamente, con un poco de dignidad y respeto por la cultura que venero. Ellos, los guaraníes hacían y hacen su arte y aunque yo le otorgue nuevos significados a sus códigos visuales creando frescas alegorías, lo hago citándolos, dándoles a ellos los créditos y el prestigio porque soy consciente de que mi trabajo emana de sus manantiales (ver Manifiesto Neoguaraní). Se trata de una forma de expresión propia que exprime y resemantiza mis raíces culturales y me identifica como ser cultural; un lenguaje que emana de una forma de ver y sentir mi entorno y que, cual si fuese sangre, circula por mis venas.

De mis vivencias nacieron la concepción estética y los recursos compositivos, el modo personal de generar espacios y profundidad; la manera de aplicar las formas y los colores. El particular estilo para crear y recrear imágenes en el que las figuras y el fondo juegan entre sí, creando nuevas figuras. Nada de ello me fue dado gratuitamente, trabajé muchos años y aún lo sigo haciendo. Lo hago con mucho respeto por el arte y, por sobre todo, inspirado en este milenario pueblo guaraní al que interpreto con cierta timidez pero con mucha veneración. No fue necesario robar ideas ni conceptos ajenos.

Tal vez mi única virtud haya sido indagar y buscar muy dentro de mí, en mis propias raíces y vivencias cuando era gurí en la selva misionera. Allí, en ese infinito espacio, donde habité hasta los diez años y donde intercambiaba juegos, pesca, caza y tropelías con mis vecinos los Mbyá Guaraní.

La aceptación popular o el rechazo son menos vitales que mi propia investigación, que mis tímidos hallazgos. Para mí el ruido de la notoriedad se apoca ante la salubridad de una misión en la vida, de una búsqueda constante. Si soy limitado en mi saber, suelo ser auténtico y respetuoso en el hacer y en el decir y más respetuoso aún de las ideas ajenas. 

De los 30 años que llevo gastando lápices y pinceles emanaron la concepción estética y los recursos compositivos, el modo primitivo de generar espacios y profundidad; la manera de aplicar las formas y los colores. El particular estilo de crear imágenes en el que las figuras y el fondo juegan entre sí creando nuevas figuras, no me fueron dados gratuitamente. Trabajé muchos años para ello y lo sigo haciendo. Lo hago con mucho respeto por el arte y, por sobre todo, inspirado en este milenario pueblo al que interpreto con cierta timidez pero con mucha veneración.

Al César lo que es del César…

La propiedad intelectual es un bien, la creación también es una riqueza que debemos aprender a respetar. No todos los contenidos de internet son patrimonios universales que se puedan usar libre e irresponsablemente. Siendo así, cuando extraigamos alguna información, imagen o vocablo que nos interese, cuando realicemos relecturas de obras ajenas lo mínimo que debemos hacer es comunicarnos con el autor y consultarlo, en caso de obtener autorización de uso, darle el crédito a quien corresponda. Al igual que los conquistadores, el que plagia lleva las de ganar pero cosecha odio. Tal vez la única ventaja del plagiado sea la de tener conciencia de que su trabajo tiene tantas cualidades que merece ser imitado. Habría que intentar ponerse en la piel de los otros, preguntarse cómo se sentirían cuando se apropian de sus ideas.

Tal vez esta reflexión sea útil y comencemos por abolir la piratería por lo menos en los ámbitos culturales, donde jóvenes artistas podrían dar el ejemplo. Está muy bien retratar la historia en muros y paredones para condenar a los imperialistas de turno, pero, reitero, habría que tener el cuidado de no remedarlos.

Creo que todos los artistas, a través del esfuerzo y del trabajo pueden ser capaces de desarrollar un lenguaje de expresión artística propio, un modo particular de exprimir lo que se es y se siente y que, con el tiempo, todos puedan aprender a hablar con el sonido de su propia voz. Es decir, expresar aquello que es como individuo.

La diversidad es sana; lo ideal es que Pedrito sea Pedrito, Carlitos sea Carlitos y que no intenten ser quienes no son. De todos modos historia se va a encargar de contar la verdad y desenmascarar a los corsarios que hoy navegan y piratean en los mares de la web. Al lado de los piratas modernos Morgan sería un mero aprendiz: él no tenía computador a bordo!

Miguel Hachen | Neoguarani

3 comentarios:

Queitrel dijo...

Lo realmente malo es si te roban y encima les sale mejor. A Picasso ningún pintor lo invitaba a su taller, porque robaba todo lo que le servía.

lau dijo...

Quién alguna vez no se sintió terriblemetnte impactado por una obra de arte y dijo para sí: -yo quiero pintar igual, y peor todavia fue a su casa e intentó copiar aquello con la excusa de ser estudiantes o "mejor artista", pero eso no los hace unos plagiadores cualesquiera?

Será una vana ilusión pensar que aquellos plagiadores admitirán sus limitaciones y asumirán sus responsabilidades ante sus "brillantes hazañas" declarándolo públicamente?

Plagiarios, piratas, imitadores, recreadores: deben saber que eso no es una profesión, y que los verdaderos artistas dedican horas al estudio e investigación,y en uso de sus habilidades tienen por objetivo consevir un lenguaje artistico propio que les permita expresarse; entonces no es lógico defender lo que tanto tiempo
le costo consevir?
Un poco de honestidad no estaría demás para quienes queremos ser parte de este mundo hermoso que es el arte, Señores y señoras debemos respetar el trabajo de los demás y en lo minimo citemos nuestras fuentes o sus verdaderos creadores.
La verdadera gloria y los aplausos vendrán solos si es que aprendemos a ser honestos con nosotros mismo y con arte que queremos representar.

lau dijo...

Quién alguna vez no se sintió terriblemetnte impactado por una obra de arte y dijo para sí: -yo quiero pintar igual, y peor todavia fue a su casa e intentó copiar aquello con la excusa de ser estudiantes o "mejor artista", pero eso no los hace unos plagiadores cualesquiera?

Será una vana ilusión pensar que aquellos plagiadores admitirán sus limitaciones y asumirán sus responsabilidades ante sus "brillantes hazañas" declarándolo públicamente?

Plagiarios, piratas, imitadores, recreadores: deben saber que eso no es una profesión, y que los verdaderos artistas dedican horas al estudio e investigación,y en uso de sus habilidades tienen por objetivo consevir un lenguaje artistico propio que les permita expresarse; entonces no es lógico defender lo que tanto tiempo
le costo consevir?
Un poco de honestidad no estaría demás para quienes queremos ser parte de este mundo hermoso que es el arte, Señores y señoras debemos respetar el trabajo de los demás y en lo minimo citemos nuestras fuentes o los verdaderos creadores.
La verdadera gloria y los aplausos vendrán solos si es que aprendemos a ser honestos con nosotros mismo y con el arte que queremos representar.